Aunque el gasto en educación implicó el 17 por ciento del presupuesto total, durante los años de escolarización obligatoria, México destinó un acumulado de 29 mil 015 dólares por estudiante, menos de un tercio del promedio de gasto de la OCDE que ascendió a 90 mil 561 dólares, reveló el estudio de la OCDE «Panorama Educativo 2018» con cifras de 2015.
Especialistas explicaron que la distribución de los recursos públicos es la raíz de la falta de infraestructura o capacitación a los docentes, pues hasta un 85 por ciento se va a nóminas, aunque bajas frente a otros países miembros de la OCDE.
Además, un estudio del CIEP demostró que 36 programas presentaron sobregasto de hasta 3 mil por ciento más en 2016 y 34 programas un subejercicio. «Esta administración ha sobregastado repetidamente en servicios de publicidad […] Los subgastos en cada programa se debieron a menos recursos para proyectos de equidad de género, menos para las entidades en temas de profesionalización docente», evaluó.
Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).– Dos años después de la Reforma Educativa, el Gobierno de México destinó el 17 por ciento del gasto público total en el rubro educativo, más que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de 11 por ciento. Pero no se reflejó en los alumnos, ya que fue el país con el gasto acumulado más bajo por estudiante de entre 6 y 15 años de edad, de 29 mil 015 dólares, así lo muestra el estudio «Panorama de la Educación 2018» con datos de 2015.
Especialistas expusieron que la redistribución del gasto público educativo se enfoca en las nóminas de los maestros y en subejercicio o sobregasto, en programas en opacidad de hasta 3 mil por ciento más de lo aprobado por el Congreso. Eso provoca que no quede dinero para infraestructura, material educativo o capacitación a profesores para la evaluación docente.
Marion Lloyd, investigadora de educación comparada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especificó en entrevista que esa comparación es «un poco problemática» porque México tiene más jóvenes que los otros miembros de la OCDE, por lo que les toca menos dinero. Además, la situación en las escuelas rurales es peor «y no hay condiciones mínimas para el aprendizaje».
«Son mucho más alumnos proporcionalmente», dijo. «Tenemos 30 millones de niños en el sistema educativo, y jóvenes en las universidades».
La publicación del informe se dio en el marco en que el nuevo Congreso de la Unión, con mayoría dl partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), propone cancelar la próxima evaluación docente, aunque la Secretaría de Educación Pública (SEP) aclaró que todos los procesos de evaluación previstos para el resto de 2018 serán realizados conforme al calendario establecido que dispone la ley actual.
El estudio comparativo de la OCDE plantea que el porcentaje medio del gasto público total dedicado a la educación, en todos sus servicios, es del 17 por ciento en México, frente a un 11 por ciento en los países de la OCDE, pese a un ligero descenso entre 2011 y 2015. Como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), el gasto público en las instituciones educativas ascendió al 4.3 por ciento, más que el 4.2 por ciento del PIB promedio de los países de la OCDE.
Sin embargo, «durante los años de escolarización obligatoria, este país gastó 29 mil 015 dólares por estudiante [gasto acumulado por nueve años], menos de un tercio del promedio de gasto de la OCDE, que ascendía a 90 mil 561 dólares», comparó la OCDE.
«Es más factible comparar a México con Costa Rica, Argentina, Chile, países que tienen situaciones demográficas más parecidas», planteó Lloyd, investigadora de política educativa. «Todos los países de América Latina tienen el problema de que gastan en educación en su mayoría en sueldos de maestros. Necesitan muchos maestros porque tienen muchos alumnos. Ya no queda dinero para infraestructura, computadoras o cursos para los maestros».
En las zonas rurales, «tenemos miles de escuelas donde los alumnos no tienen baño o luz en sus escuelas». En el norte, región calurosa, no hay aire acondicionado. Tras los sismos de septiembre, más de 17 mil planteles quedaron afectados.
Por nivel educativo, la dotación de la educación secundaria inferior [primaria] fue la más baja, con un gasto por estudiante de 7 mil 543 dólares, menos de un cuarto del promedio de la OCDE (32 mil 779 dólares). En el ciclo escolar 2018-2019, hay 26 millones de niños en educación básica.
Como en otros países de la OCDE, la proporción de gasto público se reduce más en la educación terciaria [preparatoria], con un 71 por ciento, pero este porcentaje es superior a la media de la OCDE, del 67 por ciento.
«Es necesaria una mejor planeación, gestión y control sobre el ejercicio», aseveró Fiorentina García, autora del texto «Las discrepancias en el presupuesto educativo» publicado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
El presupuesto público en educación se va en su mayoría a la nómina de los profesores. El 85 por ciento del presupuesto anual para educación básica (el 65 por ciento del gasto educativo) se destina a salarios de maestros frente al 4 por ciento para becas, 3 por ciento para infraestructura y 2 por ciento para material educativo, documentó el CIEP con datos del 2015.
Pese a ello, citando cifras de la OCDE, el CIEP destacó que el salario de un docente recién egresado en México es el más bajo en comparación con los países miembros (24 mil 188 pesos al mes). Por el contrario, el salario más alto se percibe en Alemania (77 mil 740 pesos al mes).
«México ha desplazado el tema de la formación inicial en México en su Reforma Educativa», planteó la autora del estudio «Formación inicial de un maestro», Fiorentina García. «Las normales siguen siendo las principales instituciones formadoras de maestros, sin ser propiamente instituciones del nivel de educación superior, dado que no cumplen con las características propias de una universidad: investigación científica, docencia y difusión».
La investigadora de la UNAM en política educativa, Marion Lloyd, dijo que esa reforma es en su mayoría laboral y no se enfoca en capacitar a los profesores.
«Se echa toda la culpa de la mala calidad en la educación a los maestros. Lo que hace falta es invertir en capacitación para la evaluación, con el fin del diagnóstico. Se puede premiar a los que pase por más evaluaciones, pero amenazarlos con despedirlos no es productivo», determinó la especialista. «No hay que castigarlos porque el gobierno durante 70 años le dio todo el poder a la cúpula sindical».
¿DÓNDE QUEDÓ EL SOBREGASTO?
En el Presupuesto Económico de 2018, hay 704 mil 328 millones de pesos destinados a educación, el 13.5 por ciento del total equivalente al 3.1 por ciento del PIB.
Este monto es solo por debajo de lo etiquetado para combustible y energía (18.1 por ciento del PEF), protección social (16.9 por ciento) y participaciones (15.9 por ciento). Y es más que lo usado para salud (10.9 por ciento).
No obstante, como en otros rubros, a ojos del Congreso suele gastarse más de lo presupuestado.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) analizó el caso de 2016, cuando el presupuesto educativo aprobado por la Cámara de Diputados fue de 723 mil 650 millones de pesos, pero el presupuesto ejecutado por las dependencias y entidades ascendió a 741 mil 118 millones; es decir, se gastaron 17 mil 467 millones de pesos extras que representan 2.6 por ciento del presupuesto aprobado.
«Este sobregasto es dos veces el presupuesto del Programa de la Reforma Educativa y más de lo que se destina a becas de manutención en todo el país», dimensionó el CIEP. «Los cuatro programas que sobre gastaron en el año 2016, que no cuentan con reglas de operación específicos, también lo han hecho en 2015, 2014 y 2013».
Si se toma en cuenta la estructura programática del presupuesto educativo, de los 74 programas, 36 gastaron más que el presupuesto aprobado, 34 menos y solo cinco gastaron en tiempo y forma.
«A falta de rendición de cuentas sobre este exceso de recursos y de auditorías durante ese año, no es pública la información sobre cuál es la distribución de dichos recursos entre universidades estatales, el uso que se le dieron a esos recursos ni tampoco los resultados del gasto de esos recursos», alertó el CIEP.
«Esta administración ha sobregastado repetidamente en servicios de publicidad (anuncios escritos, visuales y auditivos), otros servicios generales (impuestos, otros gastos por responsabilidades, penas, multas, otros), mobiliario y equipo administrativo (mobiliario y bienes informáticos para administración) y en remuneraciones para personal de carácter transitorio (sueldos y salarios para personal eventual)», resumió.
De los 36 programas con sobreejercicios, el programa con la diferencia más grande con respecto a su presupuesto aprobado fue «Apoyos a centros y organizaciones de educación» al gastarse 16 mil 079 millones de pesos más, un 1,671.6 por ciento más que su presupuesto aprobado.
En este programa, para apoyar a las entidades con la operación de servicios de educación media y superior, los recursos se entregan por medio de convenios entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y los estados.
En el caso del «Programa de Becas para los hijos del personal de las Fuerzas Armadas en activo», se gastó 91.6 por ciento más que lo aprobado (439.4 mdp). Los de «Servicios de educación normal en CDMX» y «Diseño de la política educativa» gastaron 75.2 por ciento y 74.8 por ciento más con respecto a sus presupuesto aprobado. El programa de la capital del país sobregastó porque destinó más recursos en el pago de servicios personales (mil 113 millones de pesos extras).
En cuanto a «Diseño y aplicación de la política educativa», cuyos resultados se entregan por medio de campañas de comunicación social, las entidades y gobierno federal terminaron gastando mil 008 millones de pesos, que representan 3,254.5 por ciento más a lo que inicialmente se aprobado para esta partida.
De los 34 programas que gastaron menos de lo que se tiene, resalta el «Programa de Inclusión y alfabetización digital», pues no gastó el 93.2 por ciento de su presupuesto. Este programa entregaba dispositivos electrónicos a los estudiantes y tenía un presupuesto aprobado de mil 641 millones de pesos, pero sólo se ejercieron 111 millones.
Le siguen el «Programa Nacional de Convivencia Escolar» (78.5 por ciento no gastado), «Políticas de igualdad de género en el sector educativo» (77 por ciento), «Protección de los derechos tutelados por la Ley Federal del Derecho de Autor» (70.9 por ciento), «Programa para el Desarrollo Profesional Docente» (63.7 por ciento) y «Carrera Docente en UPES «(55.5 por ciento).
«Los subgastos en cada programa se debieron a menores recursos para que las escuelas implementen programas de convivencia y seguridad escolar, menos presupuesto para proyectos de equidad de género, menos gastos en impresiones de documentos oficiales y menos recursos para las entidades en temas de profesionalización docente», evaluó el CIEP.
A MENOR ESCOLARIDAD, MENOS INGRESOS
El estudio de la OCDE sobre el «Panorama Educativo 2018» también reveló que la proporción de la población de 25-34 años de edad sin educación secundaria superior sigue siendo la más alta (52 por ciento) de todos los países miembros (15 por ciento) y eso es uno de «los principales determinantes de los elevados niveles de desigualdad en el mercado laboral», determinó.
Respecto a egresados, México es el país de la OCDE con los niveles más bajos de titulación en la educación secundaria superior: el 65 por ciento de los adultos carece de estudios de este nivel, frente a un promedio del 22 por ciento.
Este dato está correlacionado con una elevada desigualdad de ingresos.
En México, los trabajadores a tiempo parcial o completo sin educación secundaria superior ganan cerca de un 40 por ciento menos que los adultos con educación secundaria superior, lo que constituye la desventaja en ingresos más alta entre los países de la OCDE y países asociados.
De un modo similar, los adultos con educación terciaria ganan casi el doble que aquellos con educación secundaria superior.